Capítulo 4: de cómo mi hermano casi pierde el avión para venir y casi no lo coge para volver.
Hoy, aunque para muchos sea viernes por la tarde, para mi es solamente el espacio que queda entre dos días levantándome a las cuatro y media de la mañana y aunque sería temerario salir no sería la primera vez que hago tal inconsciencia. Pero primero, mi próximo “day off”, es decir, mi próximo día libre (traducción al español), día fiesta (traducción al aragones) o día “apagao” (traducción libre) queda tan lejos como el martes; y segundo, todavía me estoy recuperando de los dos días que paso por Londres el auténtico, el incansable, el coleccionista de anécdotas, el mejor catador de cerveza, mi hermano, my brother, el Jimmy Jazz.
Así que hoy viernes, mientras en Londres, el resto de las personas normales y los ingleses están esquilmando sus cuentas corrientes a golpe de pinta, yo voy contaros la historia de cómo mi hermano casi pierde el avión para venir y casi no lo coge para volver.
Domingo 22 de noviembre de 2009, 11 : 30 a.m. hora inglesa. Me dispongo a llamar por teléfono a mi hermano para pedirle que me traiga unas cosas, concretamente, la funda de mi guitarra y una muda limpia, la que traje conmigo el 7 de septiembre empieza a oler raro. Mi hermano salía esa noche de Zaragoza rumbo a Londres para llegar a eso de las 11 : 30 p.m. hora inglesa, yo lo esperaría después de trabajar en la estación de autobuses de Victoria a escasos metros de donde trabajo. Mi hermano responde a la llamada y antes de darme tiempo a decir calzoncillo, me cuenta que acaba de despertarse (eso me ya me lo imaginaba), que se ha puesto a ojear el billete y que resulta que sale a las 3 : 30 p.m. hora española (que viene a ser echando hostias) y que no hay tiempo para explicaciones, que ya te contaré si nos vemos y que siempre vamos igual.
2 : 30 p.m. me marcho a trabajar preguntándome si habrá llegado a coger el avión, si en caso de cogerlo será capaz de encontrarme mientras yo trabajo y por último si se habrá acordado de mi muda limpia.
2 : 59 Llego a trabajar, cuando nada podía ir peor me dicen que hoy no salimos a las 10 y media de la noche como todos los domingos, hoy tenemos “deep cleaning”, una expresión inglesa que viene a significar, quitar la mierda que había antes de que el presidente de la compañía hiciera la primera comunión. Pero los ingleses son más listos y lo llaman “deep cleaning” que se dice más rápido y suena mejor.
5: 48 p.m.(bueno más o menos) me llega el caramelo del día, me mandan limpiar debajo de los frigoríficos donde guardamos la leche, y la leche como olía ahí abajo! los restos putrefactos debían llevar ahí desde que el bisabuelo del presidente de la compañía, Gerry Ford, decidió iniciar una dinastía de capitalistas chupasangre. Mi compañero, un arqueólogo checo, nunca había visto nada igual, no por viejo, por asqueroso.
6 : 11 p.m. sigo sin noticias de mi hermano y los vapores lácteos empiezan a marearme, de repente, suena mi teléfono, mi compañera María dice que hay un tipo aquí preguntando por mi y dice algo de un jamón. Que le den por el saco a la muda limpia, mi hermano esta en Londres y con un jamón !!!
Le digo al checo que me quedaría encantado buscando el origen de la vida debajo de una nevera, pero que mi hermano esta aquí y como comprenderas… Me acerco al “jall” principal de la estación (como diría chiquito) y ahí estaba el tío… de resaca, sin tener ni puta idea de inglés, pero me había encontrado y ya estaba hablando con mi compañera de trabajo medio en inglés, medio en italiano, medio en español.
Después de la normal alegría, besos y abrazos, vamos al lio... “¿Que te traes en la maleta?” Lo acompaño a dejarla en el vestuario de la empresa y la abrimos disimuladamente. Joder, que escalofríos, que emoción, lomo embuchado, chorizo, dos kilos de jamón, repito dos kilos, botellas de vino… la vida Josebas, esto es LA VIDA. Porque los ingleses de hacer trenes y metros y revoluciones industriales y de conducir por la izquierda y de robar patrimonio, sabrán mucho, pero de comida no tienen ni puta idea.
6 : 45 p.m. dejamos la mochila y vuelta al trabajo.
6 : 46 p.m. faltan 5 horas 14 minutos para hincarle el diente al jamón y probar ese vino bueno.
6 : 47 p.m. faltan 5 horas 13 minutos para hincarle el diente al jamón y probar ese vino bueno.
6 : 48 p.m. faltan 5 horas 12 minutos para hincarle el diente al jamón y probar ese vino bueno.
Al final salí y nos fuimos para casa, mientras,mi hermano había conocido a mis amigos españoles, se había recorrido la estación, y se había percatado de la cantidad de pintas que se ven por Londres. (esto no va por mis amigos españoles, eh)
12 : 15 a.m. se ha pasado todo un día pero por fín, abrimos el jamón y cortamos el vino. Cayó toda una botella de Coto de Hayas entregada para la causa por el gran Félix. (Félix si el vino esta bueno en España, en Inglaterra no te lo puedes ni imaginar.)
Los dos días siguientes los pasamos haciendo turismo al estilo Jimmy Jazz, o sea, poco museo y mucho pub. Vamos, que nos bebimos casi tantas pintas como vimos. Nos acercamos a Camdem un sitio que a mi me encanta y sabía que a mi hermano también le iba a gustar. ¿Por qué? porque es la meca de los horteras, con decir que es el barrio de la Amy Winehouse (pero de Camden ya hablaremos otro día). La cosa dio para bastante, hasta para hacer una paella, pero sobre todo para mi fue un puntazo tener a mi hermano aquí. El tema es que aún había que mandarlo para casa.
Miércoles 25 de noviembre, 4 : 00 a.m. me cagüen la … la alarma, aquel día mi hermano se iba y yo entraba a trabajar a las cinco de la mañana, cortesía de mi querido manager. Como me acordaré de él siempre. Me despido de mi hermano, yo ya no lo vería. Él tenía que coger el autobús a las ocho para ir al aeropuerto.
7 : 30 a.m. llamada de mi hermano, abandono mi puesto de trabajo. - “¿Cuál es el autobus?” - “El 44” - “pues por aquí solo ha pasado el N44” - “mierda es ese cógelo, o ese o el 44” - “demasiado tarde”.
7 : 35 a.m. otra vez en las mismas llegará o no llegará, vuelvo a necesitar muda limpia.
7 : 44 a.m. nueva llamada, nuevo abandono del puesto de trabajo, la cara del manager no me gusta un pelo. Mi hermano: “por aquí no pasa nadie”, yo: “espérate ahí que tiene que pasar”. A que pierde el avión, siempre igual…
7 : 59 a.m. mensaje “ya estoy en el autobús, por los pelos”.
Y así es como mi hermano paso por Londres me trajo vino, un jamón, se bebió un hartajón de pintas, hizo una paella para dos polacas y se volvió para España, y todo sin iniciar ningún conflicto internacional.